Hermandad del Buen Fin

 leyenda

La advocación de Nuestra Señora de la Palma arranca, según la tradición, de la huida a Egipto, donde el Niño Jesús, al sentir hambre y sed la Virgen, obraría el milagro de hacer descender una palmera del Cielo para que pudiera alimentarse con sus frutos.

La túnica de nazareno ha evolucionado desde el negro de cola hasta el hábito franciscano actual, pasando por la de sotana morada, similar a la que hoy conocemos en la Hermandad de San Bernardo, curiosamente la inmediata anterior en la Estación de Penitencia del miércoles Santo.

El paso de Cristo ha evolucionado en el siglo XX desde la profusión de figuras, imagen de la Virgen incluida, hasta la soledad majestuosa actual del Crucificado, pasando por el Crucificado y la Magdalena o la escena de la entrega del permiso de retirada del cuerpo de Jesucristo a José de Arimatea.