El pasado 5 de enero, el Rey Melchor visitó la casa de NH. María Inmaculada, que se encuentra tratándose en el Centro de Estimulación Precoz «Cristo del Buen Fin» y sus padres también hermanos de la Hermandad al igual que su hermana mayor, nos hicieron llegar esta maravillosa carta tan emotiva a la Hermandad:
«Querido Centro de Estimulación Precoz Cristo del Buen Fin. Querida Junta de Gobierno de la Hermandad del Buen Fin y Junta Directiva del Excmo. Ateneo de Sevilla.
Mi nombre es Inmaculada, madre de María Inmaculada, la niña que su Majestad el Rey Melchor, fue a visitar a su casa en la noche del día 5 al 6 de enero.
El motivo de mi carta es poder transmitir lo que mi marido y yo vivimos esa noche.
El próximo 30 de marzo de 2025, mi hija cumple seis años. Desde hace cinco años y medio, en plena pandemia, cuando todo el mundo estaba en su casa, nosotras estábamos constantemente yendo al hospital Virgen Macarena. Durante meses, el dolor, la impotencia y las lágrimas fueron los compañeros de viaje de mi marido y mío. Hasta que llegó el día en que una Doctora de Neuropediatría, me escuchó y decidió investigar lo que le pasaba a mi hija. Durante un año y medio recorrimos todo tipo de especialistas: Neuropediatría, logopeda, disfagia, digestivo, etc… hasta llegar a USMI (Unidad Salud mental infantil). Mi hija fue diagnosticada con todo los trastornos del mundo: Trastorno de separación, trastorno de alimentación, trastorno del sueño, trastorno en el desarrollo, autismo, etc. para unos padres un panorama muy desolador.
Un día nos citaron para llevarla a un reconocimiento en el Centro médico en la barriada de Pálmete, dónde la doctora que nos atendió nos comentó que la derivaban al Centro de Estimulación Precoz Cristo del Buen Fin. Sinceramente, era la primera vez que mi marido y yo escuchamos eso. No sabíamos que era, ni siquiera que existía.
Con dos años y medio llegamos a este centro con nuestros miedos, cansados tanto físicamente (porque María no dormía nada y lo poco que duerme ahora es por la medicación), como psicológicamente. Allí nos encontramos a nuestro ángel de la guarda, Margarita Fernández Luna. Excelente profesional y con una condición humana inexplicable. Casi cuatro años muy duros e intensos de trabajo dónde María no se lo ha puesto, ni se lo pone fácil a su terapeuta Margarita. Casi cuatro años no solo dónde Margarita trabaja con mi hija, sino dónde yo me he sentido arropada, escuchada, acompañada y dónde siempre he tenido su hombro para llorar y desahogarme. Pues bien, el 2024 ha sido un año horrible para mi familia. María perdió a su abuelo el Domingo de Ramos y nueve días después, a su abuela. Cuando el miércoles de feria, parte de Sevilla estaba celebrando su fiesta, a mi hija le dio la mayor crisis de su vida, una vez más tuvieron que intervenir su especialista Dra. Paloma, su terapeuta Margarita y por supuesto nueva subida de medicación.
Mi hija tiene problemas cognitivos, eso quiere decir que es imprevisible, un constante péndulo que no tiene centro, un melón por abrir ¿Por qué digo esto? Porque ella se cree literalmente todo lo que le dicen. No tiene desarrollada la imaginación y eso conlleva miedos excesivos. Pues bien, llegó principio de diciembre y empezamos a trabajar la Navidad, las luces, los ruidos (que a veces no aguanta) y los Reyes Magos. Ella decía que no existían, porque como no los ve, su inflexibilidad no le deja ver más allá de lo que ven sus ojos. Margarita le dijo que el Rey Melchor iba a ir a casa de algunos niños, pero ella ni cuenta. Margarita me preguntó si apuntaba a María para el sorteo. Estaba claro que sí le tocaba era para bien o para mal porque en mi hija el centro no existe. Pensé: ¡Total, si ya llevamos muchísimas noches con los miedos sin pegar ojo, qué más da una noche más!. Una mañana me levanto y veo un mensaje de Margarita diciéndome que le había tocado a María. Yo no daba crédito, no me lo podía creer ¡y claro, mis temores! porque no sabía la reacción que mi hija iba a tener. Podría ser como siempre, llorando y con sus miedos o podría ocurrir un milagro. Todo el mes de diciembre trabajando con ella para ese momento.
El día dos de enero, ocurrió una cosa que nunca había pasado, por la mañana cuando le estaba preparando la medicación cómo siempre, por primera vez me dijo: Mamá, cuando voy a dejar de tomar los medicamentos. No quiero tomarlos más. A mí se me partió el alma y le dije: María tienes que tomarlo para ponerte grande y fuerte. La pobre no dijo nada.
Llegó el día cuatro de enero, por primera vez mi hija viendo las cabalgatas de sus majestades, sin que le moleste el ruido, sin miedo a los fuegos artificiales, sin miedo a la gente, etc. ¡Por supuesto, gracias al trabajo incansable de Margarita, claro!
Tuve el honor de poder hablar con su Majestad y transmitirle todos mis temores por la reacción que mi hija podía tener esa noche. Me encontré al otro lado del teléfono, con un corazón enorme, con palabras de tranquilidad y consuelo. Me dijo: Dejemos que actúe la magia del Rey Melchor.
En la noche del día cinco de enero, cómo no le di la medicación para dormir, no había manera de que se quedara dormida, pero poco antes de llegar su Majestad con todos su séquito de Pajes, por fin se quedó dormida. Y llegó la magia del Rey Melchor, una de sus beduinas entró en la habitación para despertar a María. Hubo un momento en el que mi marido y yo nos miramos porque mi hija empezó con sus miedos y veíamos que de un momento a otro se iba a poner a llorar. La dulzura con la que la Beduina la trató, consiguió que María le acompañara. Cuando llegamos al salón, estaban todos los beduinos del Rey y María se quedó bastante abrumada, se agarró a la pierna de su hermana. Pero cuando escuchó y vio al Rey Melchor, se obró el milagro, María se fue para él, lo llamó por su nombre y se abrazó a él. Todas las personas que conocen a mi hija saben que eso no lo hace ni con su propia familia cuanto más con un “desconocido” y mágico como el rey. Dónde otras personas solo ven un abrazo, sus padres, sus hermanas, médicos, terapeuta y familia, vemos un milagro.
La magia del Rey Melchor llegó al corazón de mi hija y por supuesto, al nuestro.
El Rey Melchor trajo la magia que hacía años mi marido y yo habíamos perdido.
El Rey Melchor trajo la alegría, el consuelo y la fuerza para seguir en la lucha.
El Rey Melchor partió un gran muro en la inflexibilidad de mi hija.
No tengo vida para agradecer al Rey Melchor: el amor, el cariño, la dulzura y la magia con la que trató a mi hija. Desde ese día, mi hija esta superfeliz y diciéndole a todo el mundo que el Rey Melchor y sus ayudantes han venido a verle y que tiene calor porque el Rey Melchor le ha dado la magia.
El miércoles día ocho de enero, leía en el periódico que había sido muy criticado el cambio de día de las cabalgatas porque había sido la primera vez en la historia que se había cambiado de día, y me dio mucha pena porque realmente lo importante no es el cambio de día (que también) sino que por primera vez en la historia de las Cabalgatas de Sevilla sus majestades los Reyes Magos han visitado en sus casas a los grandes desconocidos, a los que semanas tras semanas con lluvia, calor, frío, con ganas, cansados, etc. acuden dos veces por semana a sus terapias en el Centro de Estimulación Precoz Cristo del Buen Fin. A esos grandes guerreros. Niños de 0 a 6 años. Le pido a Dios que sea la primera visita de muchas más veces en la historia de los Reyes Magos de Sevilla. Por los niños que han estado, por los que están y por los que estarán.
Gracias a mi querida Hermandad del Buen Fin por tener el Centro de estimulación Precoz como la joya de su corona.
Gracias a la Junta directiva del Excmo. Ateneo de Sevilla, especialmente al Presidente por tener la valentía de cambiar la fecha mirando no las criticas, sino el bienestar y la ilusión de los que verdaderamente tienen que tenerlo: Los niños.
Gracias a todas las terapeutas que trabajan y dedican todo su amor a nuestros niños y a sus familias.
Gracias a Pepe Neira por el recibimiento diario que recibimos. Sus juegos, sus bromas y su sonrisa hacen que los niños se sientan en casa.
Gracias a nuestro ángel de la guarda, Margarita. No tengo palabras para escribir todo lo que mi corazón siente por ella. En el lugar tan importane que habita dentro de él. Gracias, Gracias y Gracias.
Gracias al séquito de beduinos que llegaron chorreando de agua por la lluvia que caía esa noche. Gracias, porque vosotros hicisteis que la magia del Rey Melchor, se hiciera realidad.
Y por último, y el más importante GRACIAS a su Majestad el Rey Melchor. Le pido a Dios que le devuelva setenta veces siete de lo que ha hecho por mi hija y por mi familia. No me extraña que haya sido elegido para ser el Rey Melchor. Solo los corazones grandes pueden ser Reyes Magos.
Eternamente agradecidos. Los papás de María Inmaculada.
