El día 2 de febrero, 40 días después del 25 de diciembre, celebra la Iglesia la Fiesta de la Presentación del Señor. Una fiesta que tiene su origen en Oriente, de marcado carácter mariano antes del Concilio Vaticano II, teniendo el nombre de la Purificación de María.
En el siglo VII pasa a Occidente; el Liber Pontificalis asegura que fue el Papa Sergio I, a finales del siglo VII, quien dispuso que se solemnizaran con una procesión las cuatro fiestas marianas más significativas por su antigüedad: la Asunción, la Anunciación, la Natividad y, por supuesto, la Purificación. En el siglo V se empezaron a utilizar velas en esta fiesta para señalar que Jesús es la luz de las naciones tal como afirma Simeón cuando María y José presentan a Jesús en el Templo (Lc 2, 22-38) y de ahí el nombre de “las candelas” o Candelaria.
El Concilio Vaticano II da un contenido cristológico a esta fiesta que de la Purificación de María pasa a ser la Presentación del Señor, destacando el ofrecimiento que María y José hacen de Jesús, reconociendo que el niño es propiedad de Dios y salvación para todos los pueblos, el Mesías reconocido por los ancianos Simeón y Ana.
Cántico de Simeón (Lc 2, 22-24):
Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar que tu siervo irse en paz.
Porque mis ojos han visto a tu Salvador,
A quien has presentado ante todos los pueblos:
luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel.
El día 2 de febrero se celebra la Jornada mundial de la Vida Consagrada. Día de acción de gracias y alabanza por el don de la Vida Consagrada, por las Órdenes religiosas, los Institutos religiosos y las nuevas formas de vida consagrada.
Rvdo. P. Fray Manuel Domínguez Lama OFM.
Director Espiritual de la Hermandad y Rector de la Iglesia de San Antonio de Padua.